viernes, 16 de diciembre de 2011

Inminente aniquilación (Tungsteno)

Así CFK anunciaba la quita de subsidios al tetra

Antes de empezar la review, tengo que decir que mi historia con la música de Tungsteno es poco convencional. En aquel momento yo estaba obsesionado con el metal extremo, y me identificaba mayormente con el black metal. Pero un día en una fiesta, unos amigos empezaron a poner temas en youtube de la banda, y se reían al ver que tenían temas como “Vino y velocidad”, o “Tethrash” (en ese momento yo ni sabía que era costumbre en el thrash hablar sobre alcohol en las letras). Después de eso, empezé a escuchar a la banda por mi cuenta, y resultó que su primer EP (Vino til death) produjo una explosión inmediata en mi cerebro. Cuando por primera vez escuché “Escuadrón del thrash”(tema incluído en este nuevo disco también), ESE fue el momento en que me identifiqué con este gran subgénero. Y junto al siguiente EP lanzado (Realidad o ebriedad), la ansiedad por escuchar material nuevo me tenía inquieto. Y por fin lo tengo acá en mis manos, listo para escuchar al palo el thrash más ebrio, agresivo y más molesto para tus vecinos (sí, la frase de la publicidad del disco, ya sé).

La introducción instrumental ya de por sí transmite una maldad que nos anticipa el clima del nuevo disco, y casi sin darnos cuenta, se encadena con el riff ya excelentemente clásico de “Vino y velocidad”. Un tema que es mitad velocidad y mitad vino, que de una manera jodidamente veloz nos entrega una letra ebria, con riffs elaborados y un estribillo memorable y ganchero.

Las letras se tornaron más serias y políticas, lo que a mi parecer demuestra una maduración y evolución de la banda. Cuando me puse a escuchar el excelente tema “Culto del terror”, no podía creer cómo estos tipos reflejaban exactamente mis pensamientos acerca de la religión (“Dogmas escritos con sangre, la sangre de nosotros el pueblo. La misma sangre con la que escribieron, los diez malditos mandamientos”) y cómo acompañaban esto con un estribillo que la primera vez me dejó la piel de gallina.

Esta lírica política también se fortalece en el que, en mi opinión, es el mejor tema de Tungsteno: “Régimen de violencia”. Ya desde la potente introducción podemos ver todo lo que nos espera: riffs memorables, un estribillo completamente fuerte y ganchero y sobre todo, un excelente duelo de violas a cargos de Mariano Lesta y Maximiliano Cabrera (gracias por la magia)

El tema título es probablemente el mejor entre los nuevos temas, con una lírica fuertemente crítica, acompañada del excelente trabajo de Gabriel García en la voz, que con esas marcadas subidas en el tono (con un estilo para cantar que ya planteó desde Realidad o ebriedad) convierte a cada estrofa en un escupitajo en la cara del sistema corrompido (mierda, alta frase)

“Visiones de muerte” es tal vez un punto flojo del disco, pero aún así demuestra solidez otorgando cambios de ritmo (cortesía del batero Markos Gianfrancesco) y un estribillo bien marcado y pegadizo. El tema posterior, “Ciudad tóxica” vuelve a levantar toda la calidad, con una letra que hace recordar a Municipal waste (chocolate por la noticia, chupala). Intercalando gang vocals (lineas cantadas por más de una persona) con la voz principal de una manera majestuosa, este tema gana poder en cada estrofa y en el aplastante estribillo, de la misma manera que sucede en “La guarida de los chacales”, una entrega de velocidad y machaques en forma de una crítica a los uniformados (la yuta, lo’ fierro).

Con “Tethrash” ya no hay nada por decir, ya es un clásico de clásicos del thrash nacional que deberías haber escuchado a esta altura (sino cortate la chota); una representación de la fraternidad alcohólica thrasher, con un remate humorístico (“Quiero tomar vino en cartón, mejor que sea Termidor”) que ya se convirtió en frase de cabecera para varios de nosotros.

Y yo que pensaba que no iba a salir un disco de thrash de la vieja escuela mejor que el legendario “Agonía infernal” de Militia. Me equivoqué. Gracias Tungsteno por hacerme el amante del Thrash metal que soy hoy en día.

9.5/10

World Circus (Toxik)



La tapa es la posta. La dibujó mi tío Cacho que conoció a los pibes de Toxik cuando tocaron en Villa Caraza

Hablar de Toxik, es hablar de una legendaria banda de culto, de esas que no se puede explicar cómo es que no llegaron a la popularidad merecida teniendo en cuenta la inmensa calidad de sus trabajos, trabajos como este World circus.

En sí, la banda tenía una onda Power thrash parecida al estilo de Agent steel. Así que si buscás una banda bien cabeza y rápida en la onda de Razor (ojo, me encanta Razor) empezá a mirar para otro lado. Cuando uno empieza a escuchar el disco, lo primero que nota es el altísimo registro de voz de Mike Sanders, que le da un toque especial a los temas que de otra manera hubieran resultado tal vez genéricos y olvidables. Por momentos el disco suena bien thrasher, bien clásico. Temas como “Heart attack” y “Social Overload” (de estribillos pegadizos), “Door to hell” (aplausos para ese riff inolvidable por favor) o “False prophets” (corto y efectivo) dan cuenta de esto, otorgando velocidad, estructuras clásicas y agresividad. Sin embargo, por otros momentos de muy agradable cambio (sin esto Toxik no hubiera sido todo lo bueno que fue) se nota más tecnicismo en los temas, donde se usan recursos menos convencionales, canciones en donde se arriesgaron a meter cosas originales a cambio de convertirlos en memorables. Hablo de pistas como “Voices” (que, justamente brilla por los efectos usados en la voz) y “Pain and misery” que hacen gala de estribillos tan raros como geniales. Mención aparte para temas un tanto progresivos como “47 seconds of sanity/Count your blessings” (el cual hace gala de una excelente introducción acústica, que dicho sea de paso, dura 47 segundos como nos prometen) y el sublime tema “World circus”. Este último resulta ser sin dudas el mejor track del disco, con una excelente letra, solos derrite cerebros (contando aquel basado en la misma música de circo, al igual que el riff introductorio) y un estribillo tan bien ejecutado por el cantante como ganchero y pegadizo.

Este material es y será uno de los discos que más recuerde, no tanto por el hecho de que sea mejor que otros (sí, es uno de los mejores discos de thrash que hay en mi opinión) sino por ese no sé qué especial que tiene. Tanto este como el siguiente disco de la banda (Think this) son discos únicos y envueltos de una magia que más discos deberían tener

9.2/10

Agent orange (Sodom)


"Dale chochamus, nos mandaron a acribillar a toda esa manga de posers que hay abajo"

A la hora de nombrar discos que me marcaron y me adentraron de lleno en el thrash metal, surgen por supuesto clásicos como Reign in blood o el Killing is my Business, pero más remarcables me resultan algunos discos que me sacaron de los Big 4 para adentrarme seriamente en este maravilloso subgénero. Discos como Taking Over de Overkill y The legacy de Testament supieron sacarme el cerebro por los oídos en su momento, pero si hubo un disco al que le debo todo el día de hoy, ese es Agent Orange de los legendarios alemanes del thrash extremo.

Ya de por sí, el disco empieza con el riff totalmente demoledor y parte cráneos del tema título, seguido por otros que dan pie a la sublime voz de Tom Angelripper. El tema puede parecer simple a primera vista, pero termina adornándose con una gran cantidad de riffs memorables que junto al gancho que ya de por sí tiene, lo convirtieron en un clásico. Temas como “Tired and red” y “Magic dragon” demuestran que Sodom es una banda capaz de elaborar cosas complejas y con quiebres y cambios de velocidad que salvan a los temas de convertirse en genéricos (aplauso aparte para el solo acústico en “Tired and red”). “Ausgebombt” (a esta altura un clásico) y “Don’t walk away” (cover de Tank) suenan claramente a punk, y son probablemente los temas más pegadizos y gancheros del disco. La clara agresividad y velocidad se refleja en “Incest”, “Baptism of fire” y “Exhibition bout”. Este último capaz que peca de genérico, y resulta algo así como un “Tired and red” pero sin gracia y cambios. Por suerte, esta agresividad se toma un descanso en “Remember the fallen”, el tema más tranquilo y uno de los mejores del disco, el cual resulta simple y tremendamente efectivo tal vez gracias al uso de delay en el estribillo.

Como para resumir, Agent orange es definitivamente uno de los primeros discos que todo interesado del thrash metal tiene que escuchar, porque resulta un verdadero y excelente exponenete de lo que este gran género representa.

9.3/10